Llega la hierba

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jueves, 26 de mayo de 2011

Sharapova se salva de la eliminación ante los abucheos del público

Estuvo a dos juegos de ser eliminada.
A solo dos juegos de caer eliminada en la segunda ronda de Roland Garros estuvo la rusa María Sharapova ante la francesa Caroline Garcia. La tenista gala dispuso de una ventaja de 6-3 y 4-1 para llevarse el encuentro, pero el coraje de la rusa evitaron que cayera la segunda Top Ten de la jornada.
En una tarde con mucho viento, Sharapova saltó a la pista cometiendo muchos errores y sin encontrar sus tiros ganadores. Por su parte, García, alentada por los suyos, realizaba magníficos contrapiés para dificultar la labor de la rusa. Así las cosas, la tenista gala se puso con una ventaja de 5-1, momento en el cual la séptima favorita tiró de casta y se l´levó dos juegos, aunque no pudo hacer nada para que Garcia se anota se la manga por 6-3.
En el segundo parcial, Sharapova seguía fallando y su rival se aprovechó de ellos para adelantarse por 4-1. El público francés chillaba de alegría y llevaba en volandas a su jugadora a la victoria final. Pero Sharapova aún no había dicho la última palabra y se agarró a la pista como pudo, aumentando la intensidad de sus gritos y celebrando cada punto como si fuera decisivo. Esta actitud no gustó al público francés que no dudo en empezar a abuchear a la rusa.
Con este ambiente tan hostil, la exnúmero uno mundial sacó a relucir su mejor tenis y se anotó 11 juegos consecutivos, para igualar y cerrar el encuentro con un rosco.
En la siguente ronda se medira a Chan, que se impuso a Craybas por 6-1 y 6-4.

Petkovic puede con Hradecka
Otra de las favoritas que pasó a tercera ronda fue la alemana Andrea Petkovic, que ganó a la chaca Lucie Hradecka por 7-6 y 6-2.
La tenista alemana, que hasta ahora no había logrado ganar a su rival en las dos ocasiones que jugaron, demostro que es una jugadora a tener en cuenta, ya que se encuentra en un gran momento de forma. Aguantó bien los ataques de su rival, para tomar la iniciativa siempre que la checa se lo permitía. Sus pocos errores no forzados decidieron la balanza a su favor.

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